Aurelio tenía un caballo cuando le sacaron la foto. Un caballo fiero y noble a la vez, que impresionaba cuando al acercarse alguien a menos de 50 metros, Marco le decía con un sonoro grito "muerde", y el pobre animal no necesitaba más que dirigir una mirada y enseñar los dientes. Se contaban por centenares los cristianos que huían en estampida, noble caballo, el de Marco Aurelio.